martes, 17 de abril de 2018

LA REVOLUCIÓN SURREALISTA, en Madrid

A principios del siglo XX varios movimientos de vanguardia como son el dadaísmo y el
surrealismo, dieron paso a una experimentación en el arte que supuso una revolución, no
solo en lo político, sino también en el arte. El Palacio de Gaviria acogerá la influencia que
tuvieron en el pensamiento occidental con la exposición “Duchamp, Magritte, Dalí.
Revolucionarios del siglo XX. Obras maestras del Museo de Israel, Jerusalén”.
El Palacio acoge los cinco espacios que forman la exposición, y a cada uno se le ha
atribuido un color: Yuxtaposiciones maravillosas, Deseo: musa y abuso, El automatismo y su
evolución, Biformismo y Metamorfosis, e Ilusión y paisaje onírico. El director del Museo de
Jerusalén, señala que la exposición no se ha colocado cronológicamente, o por el autor,
sino que se ha indagado en las alucinaciones como necesidad humada y espejos de la
realidad.
De este Museo provienen las 180 obras que ahora pueden contemplarse en Madrid. La
institución debe su rico patrimonio primero y principalmente al académico, poeta y
marchante de arte milanés Arturo Schwarz, quien le donó en 1965 más de 800 obras.
Entre las obras presentes, obras maestras como El castillo de los Pirineos (1959) de
Magritte, Ensayo surrealista (1934) de Dalí y Main Ray (1935) de Man Ray.
André Breton hacía referencia al dadaísmo y surrealismo como “dos olas que se cubren la
una a la otra”, de ahí que se incluyan ambos movimientos en la curiosa arquitectura del
Palacio de Gaviria. El montaje es obra del arquitecto Óscar Tusquets Blanca, que con
motivo de la muestra ha reconstruido la famosísima Sala Mae West de Dalí y la
instalación 1200 sacos de carbón ideada por Duchamp para la Exposition Internationale
du Surréalisme de 1938. Su comisaria, Adina Kamien-Kazhdan, enfatiza que “en esta
corriente lo importante es el proceso conceptual, la idea, la búsqueda de métodos para
Resultado de imagen de palacio gaviriaescapar de la acción consciente y que promueven la estimulación creadora”.
Desde la sensualidad de las obras de Man Ray en los años 20 y 30, obras de Marcel Jean,
Marcel Duchamp, Bellmer, fotomontajes de Paul Éluard, los preparativos de obras de Dalí
o piezas de Ducasse. “El dadaísmo y el surrealismo aportaron innovaciones como los
juegos de género, la concepción ajedrecística de Duchamp, la impronta del azar, la
naturaleza onírica de Tanguy o la metafísica de Chirico. Como digo a mis alumnos, la
colectividad como concepción artística da mayores resultados creativos”, recuerda
Kamien-Kazhdan.
Como línea transversal se halla la introspección y la terapia, las grietas por las que se cuela
la visión del surrealismo. En El Castillo de los Pirineos de Magritte se puede percibir otra de
las características del movimiento, el avance impetuoso contra la ley de la lógica. La
provocación sigue presente a través de estas obras.
Del 10 de abril al 15 de julio
http://www.hoyesarte.com/evento/2018/04/la-revolucion- surrealista/
Cristian Popa

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